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El eclipse que interrumpió un partido en Pereira

Por: Danilo Gómez Herrera

Pregonero de tu historia

Asociado Acord Risaralda



Este lunes 8 de abril el mundo se enteró al instante del antes, durante y después, del eclipse total de sol. La primera imagen del astro Rey completamente tapado por la Luna pudo verse de forma perfecta en la ciudad de Mazatlán, en el oeste de México.


No pretendo contarles lo que muchos vieron porque la información estuvo disponible en vivo y en directo. Lo que si puedo compartirles es una experiencia similar ocurrida en Colombia, y en particular en Pereira, hace cerca de medio siglo. Claro que también hubo revuelo y expectativa de la población por el magnífico evento astronómico. Muchos de quienes están mirando esta nota quizá lo recuerdan, porque lo vivieron, o se los contaron sus mayores.


Lo que pasó esa tarde en el estadio Hernán Ramírez Villegas lo tengo en mi mente, pero no conozco ningún registro fotográfico de esa ocasión, y menos algún testimonio fílmico.



Se oscureció por completo a las 5 de la tarde en medio de una jornada gobernada por el Sol. Linda tarde fue esa. Miércoles festivo 12 de octubre de 1977. Mientras los astrónomos de varios países llegaron a Guatavita (Cundinamarca) para analizar e investigar el fenómeno celeste, en el estadio de Pereira unos doce mil espectadores vivieron con asombro aquella mini-noche que interrumpió el partido entre Pereira y Millonarios.


No se hablaba entonces de filtros solares, ni accesorios para evitar los daños en la visión.


Todo ocurrió ese 12 de octubre hace 47 años. El reloj marcaba las cinco de la tarde, y se jugaba el segundo tiempo del partido aplazado que la Dimayor programó para esa ocasión.


Ese día se disputaron tres partidos que estaban pendientes en la programación. En esa época solo había fútbol dominical.


¿Por qué en Pereira?


Unión Magdalena enfrentó ese día al Atlético Nacional en Santa Marta, y América como local lo hizo ante el Cúcuta. Pero fueron juegos en jornada nocturna. El compromiso en Pereira tuvo que realizarse en horas de la tarde por algunos ajustes pendientes en las luminarias del estadio HRV.


Quienes fuimos testigos del eclipse aquel 12 de octubre en Pereira agradecimos por siempre esa circunstancia cuando “el fenómeno natural” hizo suspender el juego. Y para los que no eran aficionados del fútbol lo disfrutaron en sus residencias. El árbitro Mario Canessa hizo sonar su silbato con tanta autoridad que hasta las aves pararon. Pues “ante la inminencia de la noche” se posaron sobre los árboles que circundaban el escenario deportivo.


Un murmullo general se escuchaba en la gradería en el preciso momento en que la Luna tapó al astro Rey dejando a su alrededor una corona resplandeciente. Se vivió el apagón total en una ciudad como Pereira cuya tarde estuvo gobernada por un sol en todo su esplendor. Fue un miércoles. Y todos los habitantes de la trasnochadora, querendona y morena disfrutamos del fenómeno natural.


Una multitud de personas apresuradas en la capital colombiana buscaron poblaciones cercanas donde podrían tener un cielo despejado para apreciar el eclipse total de sol.


Lo dijo la radio. Los comunicadores difundieron la manera en que sucedieron los hechos. Dando cuenta de una Bogotá desolada. Miles de habitantes quienes buscaron una ubicación estratégica para observar el fenómeno de forma clara se quejaron y mostraron su frustración porque el clima no fue propicio por las nubes.


El jueves 13 de octubre los diarios destacaron que… “El partido de fútbol que se disputaba en Pereira entre Millonarios y el equipo matecaña se suspendió durante cuatro minutos mientras ocurría el fenómeno celeste, para reiniciarse minutos después cuando la situación se había normalizado. En tanto que en Bogotá estaba a punto de correrse en el Hipódromo de Techo la sexta carrera válida del 5 y 6”.


La ciudad de Pereira en 1977 venía con el impulso de esa clase cívica que había organizado de

manera ejemplar y cumpliendo con los cronogramas, los X Juegos Atléticos Nacionales en 1974.


Esto generó desarrollo urbanístico y gran infraestructura de servicios públicos y comunicaciones.


También dejó la moderna Villa Olímpica con el estadio de fútbol como escenario mayor.

En la memoria


¿Cómo alinearon los Matecañas y los Embajadores aquel 12 de octubre? ¿El marcador final? Bueno, ahora pienso que ese cero x cero quedó como una anécdota. Inclusive el “búho” Juan José Irigoyen, el artillero de Millonarios, se abstuvo de anotar algún gol consciente de que en esa jornada “los titulares” solo serían para aquel enorme balón rojizo que cada día nos regala sus rayos y nos alumbra a plenitud.


Como joven reportero tuve la oportunidad de observar el fenómeno celeste en su totalidad desde la pista atlética del Hernán Ramírez Villegas, donde cumplía tarea periodística con mis compañeros Jairo Gómez Flórez y Carlos Alfonso Ryaño. Pendientes de anunciar los tiros de esquina y otras decisiones del árbitro Mario Canessa en la transmisión de Radio Reloj 1300 con la coordinación de Guillermo Gómez Flórez.


Todavía conservo en mi memoria aquel momento épico con la mejor alineación que he visto en mi vida la Luna interpuesta entre la Tierra y el Sol en una trayectoria perfecta para observar aquel anillo de Diamante en la mininoche pereriana del 12 de octubre de 1977.

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