'Marrys', la mamá medallista de Juegos que llegó al hapkido de la mano de su hijo Juan Esteban.

Que un niño decida seguir los pasos de sus padres es lo normal. Pero que la mamá haya elegido encaminarse tras ‘el querer hacer’ de su hijo, poco habitual. Esta singularidad es la que rodea la vida reciente de la medallista de plata de hapkido en los pasados Juegos Nacionales 2019, María del Carmen Muñoz, una mujer que decidió en algún instante hacer a un lado su quehacer profesional como administradora de negocios y su responsabilidad laboral en una multinacional para darle un viraje a su cotidianidad asumiendo –como ella misma lo dice- un rol más hogareño, deportivo y de apoyo a obras sociales.
Juan Esteban, su hijo, tuvo mucho que ver en que María del Carmen haya dejado el bolso y los tacones de su perfil administrativo, cambiando la oficina por un coliseo deportivo para vestir el dobok, amarrarse el cinturón y lucir las insignias del hapkido, mientras en su casa viste casual y calza los zapatos planos, pensando en esas causas en las cuales ayuda vinculada a un programa de Bienestar Familiar.
Pero, y quien fue María del Carmen en su niñez…?
“Mi niñez y parte de mi adolescencia fue en el campo, mi vida giraba en un entorno muy familiar y en los quehaceres diarios estaban los largos recorridos para llevar el almuerzo a mi padre, en tiempo record debía regresar a casa, almorzar y de nuevo a la escuela ya que era doble jornada, en las tardes repetía la misma acción mientras llevaba un caballo para traer la recolección de café del día.
Desde aquella época me consideraba dinámica por las rutinas que se requerían en una finca, en cada evento deportivo escolar estaba involucrada, pero resalto el baloncesto como disciplina recreativa para aquel entonces”.
Ella nació en Pensilvania, Caldas. A los 7 meses de edad se la llevaron a vivir a Antioquia, hasta los 15 pues la violencia en el pueblo en que vivía obligaron a su familia a trasladarse a Risaralda, donde vive desde hace 24 años.
Es profesional en Administración de Negocios y su último trabajo fue en el sector privado con una multinacional. Hasta que decidió retirarse y cambiar su perfil de vida. Hoy en día, además de ser madre y deportista está vinculada con Bienestar Familiar teniendo a su cargo niños que están en restablecimiento de sus derechos, algo que ella considera como una herencia familiar pues a su mamá le gustaba cuidar niños.
Y por qué optó por el deporte a una edad adulta y por qué el hapkido…?
“El deporte lo eligió Juan Esteban, mi hijo. Siempre cuento la anécdota: Juanes apenas aprendió a decir papá y mamá casi que después una de sus primeras palabras fue karate, y empuñaba su mano haciendo el gesto de combate. ¡Me imagino que algo vio en la televisión!. En particular yo estaba lejos de querer algo así para mi hijo por el tema del contacto físico, pero ante la insistencia de él a sus 4 años de edad pensé solo en llevarlo un tiempo a clases, con la sorpresa de que nunca quiso faltar. La disciplina existente en el municipio era el hapkido y debí llevarlo personalmente al profesor para que evaluará la posibilidad su edad. Actualmente es el mejor en su categoría y en todas las modalidades, saltos, combate.

Hace tres años decidió practicar el hapkido, primero orientado a la marcialidad y colaboración dentro del grupo de padres de familia. Pero otra vez el hijo apareció en sus decisiones y se hizo deportista competitiva…
“Juan Esteban tuvo mucho que ver en esta decisión. Con su participación cada año se notaba más interesado, más competitivo y el llegaba del coliseo a ponerme de ‘tula’. El dicho de Juanes siempre era: “Combatamos los 2“, esto hizo que terminara disfrutando”.
Y dice: "Con respecto to a mi desempeño deportivo el hapkido literalmente cambio mi estilo de vida, si bien antes no contemplaba caminar descalza ni en casa, menos con pantalón y camisa ancha ahora hace parte de mi uniforme, hice cambios positivos en mi nutrición, en mi salud. Hoy en día las medallas y trofeos hacen parte del diseño interior de la casa”.
El hapkido apareció por vez primera en los Juegos Nacionales en la edición 2019 de Cartagena. Para Risaralda el estreno fue auspicios. Tres medallas de plata y una de bronce. María del Carmen fue una de las deportistas que subió al podio. ¿Lo vislumbraba?.
“Siempre he creído en mí, en entregar lo mejor en cada rol que asumo, sin embargo es importante reconocer que a veces los temores superan las ganas de cumplir un objetivo y es aquí donde es importante la presencia del profe Moisés Castillo quien siempre creyó en mí. Tres incapacidades antes de Juegos Nacionales -una fractura, lesiones y un virus un mes antes de competencia- me hicieron dudar por mi condición física, pero también fue lo que me impulsó mentalmente, en mis adentros decía: esto es para mí, es solo una prueba más de mi voluntad, del querer y del poder”.
Más allá de los resultados, María del Carmen considera como su principal logro porque le gusta el hapkido y lo practica con plenitud y tranquilidad mejorando cada aspecto de su vida.
Con su hijo Juan Esteban
“Es una relación muy estrecha, demasiado buena, llena de amor y comprensión, curiosamente no me dice mamá, me llama como los demás compañeros de hapkido, “Marrys”. Tenemos personalidad muy diferentes, mientras él es tranquilo para todo yo soy acelerada y eufórica, él termina de consejero serio, yo de jocosa o desesperada, mientras él me dice cálmate yo le digo actívate ahoraaaa!. Como los superhéroes. (Risas).
No podíamos despedir esta nota sin saber que piensa Juan Esteban de Marrys, 10 años, bueno de su mamá…
“Es bueno que Marrys esté en la misma disciplina porque entiende la importancia, porque nos aconsejamos, nos acompañamos y practicamos juntos. Además lo mejor es que ella disfrute sus propios logros y celebremos los míos”.
¿Lo motiva que su mamá también sea deportista?
“Si, la ultima participación en Juegos Nacionales me motivó aun más, en cada oportunidad le digo a “Marrys”, a mi mamá, que quiero competir ya”.
Cómo se enteró de esa medalla…?
“Estaba compartiendo con mi papá y le llegó un mensaje por redes sociales contando lo que pasaba en juegos, yo estaba muy pendiente de ella”.
¿Cómo es la relación con ella en su casa y en el coliseo?
“En el coliseo somos compañeros, cuando a veces compartimos jornadas creo que ella aprovecha para darme un poco duro, y yo un día le pegue en la cabeza, y en la casa es Marrys con instrucciones, ella es muy estricta pero a la vez muy cariñosa y comprensiva. En todo siempre es la mejor”.
¿Entrenan juntos…?
“Si, en el coliseo, en ocasiones doblo la jornada por quedarme acompañándola y actualmente practicamos en casa, tenemos sitio para entrenar y aquí los dos combatimos”.