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Fútbol.. ¡no dejo de pensarte ni un solo instante!


Tú, deporte hermoso e inexplicable que con el pasar de esta pandemia se hace más terrible tu ausencia. Esta situación de frustración trasciende hasta el punto de cambiar el estado de ánimo de manera extrema, creando conflictos en los hogares de todos los futboleros sin importar raza, nacionalidad, orientación sexual, creencia religiosa… O sea cuál sea el equipo del que se es hincha. Dicho escenario genera discordia entre amigos y conocidos. Provocas pasión, pero hoy en día tristeza al igual que desesperación por no verte, ya que padeces COVID - 19.


Ese que nos arrebató las primeras fechas de la eliminatoria rumbo al mundial de Qatar 2022, la Champions League y la Copa Libertadores de América, el mismo que atrasó la Copa América Argentina- Colombia, la Eurocopa en Alemania… Y cómo olvidar nuestra Liga colombiana, que aunque no sea del gusto de todos, es nuestra y como a un bebé después de salir de las entrañas de su madre, se debe cuidar. La pandemia hizo que la pelota se detuviera como lo han hecho miles de corazones de mujeres, niños y adultos mayores amante de este deporte víctimas de este virus.


Esta cuarentena no hace más que privarnos de los templos del fútbol, al igual que de todo lo que ocurre dentro de ellos. Ya no se oyen los suspiros por un tiro libre que se fue desviado, no retumban en nuestros oídos la sinfonía de aplausos y cánticos de aliento a sus respectivos equipos… Se callaron los gritos en los que se criticaba al árbitro por sus decisiones, que para algunos eran correctas y para otras incorrectas, se extinguieron los vendedores ambulantes que ganaban dinero con las ventas de camisetas, víveres y alimentos. Finalmente el gol, que según Eduardo Galeano, es el orgasmo del fútbol.


Este virus no solo contagió a miles de culturas, sino a un sinfín de grupos poblacionales que viven por este deporte. Acabó con las cantinas, aquellas donde miles de hinchas bávaros se juntaban para preparar el partido del Bayer Múnich contra el Borussia Dortmund por la punta del campeonato, aglomerando mesas con simpatizantes de ambas instituciones, junto con la expectativa de ver quién se queda con la punta del campeonato alemán. Acompañados de un par de cervezas, con un amarillo intenso como el color de los cabellos de la tan conocida “Raza Aria”.


Nos quitó las tardes de asados con vino en la azotea, acompañado de choripán antes de la cena y de cuentos llenos de talentos del fútbol argentino, donde si te pones a ver, parecen una constelación gigantesca de fábulas donde describen relatos emocionantes. Todo esto, previo a un superclásico del fútbol sudamericano, sin importar que fuese en la Bombonera de Boca Juniors o en el monumental, de River Plate, ubicados en la ciudad de Buenos Aires. Partido que como el mate es Albiceleste, pero que con el pasar de los años se ha vuelto de todos los que sentimos este espectáculo de 11 contra 11.


Postergo las noches de oración previo a un Derbi de Milán en la que Madonnina. Hecha de cobre dorado postrada en la catedral de esa ciudad, recibe miles de mensajes de feligreses que acuden a ella para que su equipo sea el “neroazzurro” del dragón o el “rossonero” del diablo, logren quedarse con la supremacía de toda una ciudad, por lo menos, hasta que se vuelvan a ver las caras en un Internazioanale vs AC Milán. Durante dos días la ciudad de la moda se tiñe de negro, de un lado con una combinación de rayas azules y del otro con rayas rojas.


¿Qué te quiero decir con todo esto?, obviamente la vida para todo los amantes del fútbol cambió drásticamente. Lo que antes era una alta gama de partidos para escoger, se ha convertido en una sequía donde no se ve a ningún deportista patear un balón, pero si de algo estoy seguro, es que si cada uno de los que amamos este deporte guardamos reposo en nuestras casas de manera responsable, pronto podremos contar esta historia como un simple error de marca en un tiro de esquina, para ser claro, este solo será un capítulo que nos privó por corto tiempo del deporte más hermoso del mundo.


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