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De periodista a “escarabajo”



Le falta fuerza, perseverancia, no dio la talla, habla mucho y hace poco… entre otras expresiones, mucho hemos escuchado acerca de las críticas que reciben nuestros escarabajos en sus distintas actuaciones, lo cierto, es que como dice el dicho, hay que ponerse en los zapatos ajenos para entender las vivencias del otro.


Es así como de periodista a escarabajo, Edwin Herrera Bartolo, experimentó en carne propia las afugias de los ciclistas, pues no es suficiente gustar del deporte de las bielas y los pedales­, estar en la competencia, cambia mucho la visión de este exigente deporte.


De la frustración de una falla mecánica a la inmensa alegría por una medalla de oro, el deporte es así. Se está en la cima o en el valle, se pasa del gozo al llanto, porque por más experiencia que el deportista tenga, se debe enfrentar a situaciones incontrolables y su espíritu aguerrido y esa característica de la cual ultimamente todos hablan, resiliciencia se necesita en el camino del deporte.


Los Juegos Nacionales para Periodistas Deportivos comenzaron en la Pista, el kilómetro detenido fue la modalidad determinada para que de los micrófonos y los textos, los periodistas pasaran a la acción deportiva. Edwin estaba listo, orgulloso de vestir el uniforme cafetero con el sello de su amada agremiación Acord Risaralda.


El agua se hizo presente, pareciera que los pereiranos se llevaron a Bucaramanga las fuertes lluvias, factor que aplazó por varios minutos el inicio de la competencia, Edwin estaba confiado de sus capacidades, mientras tanto, en la espera, habló con varios colegas y notó que su experiencia en la bici, podría darle muchas ventajas. Llegó la hora, la pista se secó y se dio inicio, Herrera sentía como su corazón latía diferente, porque aunque así sucede cada vez que se sube a su caballito de acero, esta vez el latir era distinto.


Y a su primer pedalazo, su primera encrucijada. La cadena se soltó y lo que no había pasada durante 3 meses de entrenamiento, sucedió en la línea de salida. Las fallas mecánicas están presentes en la vida del ciclista, son inevitables y hay que tener coraje para sortear estas situaciones de la vida. Logró salir y a los pocos kilómetros de nuevo se soltó y se volvió a soltar. Tres veces falló la cadena y aunque posiblemente hubiera sido la primera medalla para Risaralda, “las cosas de la vida” lo impidieron. Hubo lágrimas, mucha frustración, incomprensión del por qué le había sucedido a él, pero había que levantar la cabeza porque al siguiente día podía ser la revancha. Las calles de Piedecuesta esperaban a Edwin Herrera Bartolo.


De nuevo el uniforme cafetero portado con gran orgullo, listos para enfrentar la segunda experiencia competitiva del cliclismo y como buen ciclista, el día comenzó muy temprano para Edwin. Listo estaba para ser transportado junto a la bici que le acompañaba, bicicleta prestada, pero en la cual durante los últimos meses había domado de forma ideal. Junto a su gran amigo Edgar López y su admirado colega del Periódico La Patria de Manizales, Osvaldo Hernández, comenzaron a sentir la presión del día, el transporte falló, pasaron los minutos y nada, nada, hasta que un buen hombre decidió subir las bicis a la parte trasera de su camioneta y en marcha se dispusieron para llegar hasta el municipio de Piedecuesta del Área Metropolitana. Y los contrastes de ambos días se hicieron evidentes, el sábado una tarde lluviosa, el domingo para los 35 Kms en el ciclismo de ruta, se vio vestido por un potente sol santandereano. Y así comenzó esta segunda experiencia, donde la decisión fundamental era levantar la cabeza por los sucesos del día anterior y visionar la victoria para la cual estaba preparado.


Listos los Escarabajos, lista la transmisión de televisión y listos los corazones de su familia que le acompañaban a la distancia. Es que Edwin ama tanto el ciclismo, que esta era toda una experiencia llena de emociones para su familia. Y se dio el aviso de inicio, sus pedalazos brillaron en medio de tantos y una oración fue levantada, para que como todo en su vida, en esta ocasión también contara con el respaldo de Dios. Allí en la meta estaba su esposa, quien se aprestaba para animarle, tal cual las vueltas que ambos han visto juntos, donde los hinchas alientan al escarabajo.


Pensamientos, muchos. El más importante fue la convicción de la victoria respaldada por Dios, pues solo Edwin sabía que con el antecedente de la falla mecánica, no podría tener la bicicleta en potencia al 100% siempre pedaleó en el plato pequeño, y esto agrega más valor a su victoria. Las primeras vueltas se veían fáciles, estuvo siempre en los primeros, a la tercera bajó velocidad y era normal, no podía exceder la fuerza que necesitaba para terminar las 10 vueltas que sumarían los 35 Kms en competencia. El clima era inclemente y sentía como quemaba su cuerpo, la subida se hacía lenta y retomaba fuerza en la bajada que le permitía sentir el viento a su favor. Cansancio, se siente muy fácilmente en competencia y entonces viene otro pensamiento importante para su experiencia deportiva y sobretodo periodística, qué gran cansancio sienten los escarabajos que pasan largas horas y muchos días en la bicicleta.


A falta de dos vueltas, Edwin sintió desfallecer, pensó que su tiempo era negativo para sus pretenciones de medalla y quiso abandonar, pero la perseverancia se hizo presente y motivado por pensar en aquellos que le veían a la distancia, su delegación que le tenía fe y su esposa allí en la meta, le encendieron nuevamente su pedaleo y sin subir de plato, pedaleó decidido. Durante la competencia, el padre de Edwin se derrumbó en llanto, fue tanta la emoción de ver a su hijo en televisión y de escuchar los comentarios tan positivos que los comentaristas hicieron, que no aguantó y el sentimiento de Padre afloró. Que orgullo para una familia ver a sus hijos campeones en el mundo, y que difícil también cuando desde los microfonos se desconocen tantas realidades que puede experimentar un deportista, de hecho en ocasiones se olvida que sus familias están ahí viendo y escuchando. Por fortuna, para este caso, don Arnaldo Herrera lloró de la felicidad.


Se siente como a desmayar, el cuerpo pierde incluso su estabilidad y cuando faltaba poco para la meta, cerró sus ojos y se impulsó. Aún no sabía los resultados, pero sintió en el fondo de su corazón, que lo más significativo era finalizar y vivir la experiencia. Requirió ayuda para bajar de la Bici, es que en realidad se pierde control del cuerpo, era mucho el cansancio y el apremiante calor. Hasta que llegó la noticia, Edwin era el campeón de la categoría B, con 49 minutos y dos segundos, se impuso la medalla de oro, primera de este calibre para Risaralda en unos Juegos Nacionales Acord, primera y tan significativa medalla para su vida.


Un abrazo extendido con sus colegas, un agradecimiento sincero a Dios y la satisfacción del deber cumplido le dejaban en Bucaramanga feliz para continuar acompañando a su delegación. Gran alegría de compartir el triunfo con su esposa, que no paró de animarle desde la línea de meta, en la subida y en la bajada, ella sin duda fue quien más experimentó la dedicación de Edwin en prepararse para estas Justas, salidas casi diarias a primera hora de la mañana, algunas nocturnas, siempre sin excusas. Las medallas llegaron en manos de unos amantes del ciclismo, más que deporte un estilo de vida. Edwin seguirá pedaleando, disfrutando las bellezas naturales a las cuales la bicicleta le pemite conocer y seguirá su preparación pues la buena noticia, es que en los Juegos Nacionales Acord, hay ciclismo para rato.


El deportista está llamado a perseverar, a sortear condiciones adversas, a seguir adelante aún a pesar de las inclemencias del entorno. Edwin superó sus condiciones, que no fuera su bicicleta propia, su derrota del día de anterior y todo lo que quiso ser una piedra de tropiezo.


Que importante ofrecer al periodista esta experiencia, para que en sus propios zapatos pueda sentir de cierta manera lo que los deportistas sienten. El periodista sigue en su misión de contar la noticia, informará lo bueno y lo malo, pero sin duda estar en los zapatos del deportista agrega mucho valor.



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